viernes, 12 de abril de 2024

Finalista en el concurso de relatos cortos 'La mujer y la niña en la ciencia'

 Con motivo de su celebración el pasado 11 de febrero, el Plan de Fomento de la Lectura en Extremadura convocó el concurso 'La mujer y la niña en la ciencia'.

Dirigido a niños y niñas con edades comprendidas entre los 9 y los 12 años, el concurso persigue mostrar y reconocer el trabajo de investigación llevado a cabo por las mujeres a la largo de la historia, tanto contemporáneas como de aquellas que vivieron en otras épocas.

Entre los participantes, tuvimos el orgullo de que nuestra alumna Carmen del Olmo Rossiñol, de 4º Curso de Ed. Primaria, quedara entre las finalistas a nivel regional con un precioso relato que mezcla emotividad, cercanía e interés por avanzar en el conocimiento en la Ciencia, así como el fomento de la lectura y escritura en nuestros niños y niñas.

Nuestra más sincera enhorabuena Carmen, que a este éxito le sigan muchos más.

Os dejamos el relato para que podáis
disfrutarlo con nosotros. Gracias.





Alguien por descubrir. 

Quizás nunca oigáis hablar de ella, pero ella es licenciada en Química, Doctora, tiene 15 artículos en revistas internacionales y es autora de dos portadas de revista en el New Journal of Chemistry in International Journal of Molecular Science, además tiene 2 patentes de grandes descubrimientos.

 Pero por encima de todo esto, ella es mi tía Ana, y no sabe lo maravilloso que es escuchar sus descubrimientos. Al menos, para mi así lo es. 

Dice que quiso ser maestra, porque le gustan los niños, y además los “chiquininos”, pero tuvo la suerte de tener un buen profesor, de los que te obligan a pensar un poco más. Como me pasa a mí con mi “profe” Jesús. No me deja rendirme. Yo tengo a Jesús, y ella tuvo a Antonio.

 La ESO, me ha dicho, puede ser muy dura. Ella, aunque siempre fue de 10, se la hizo “cuesta arriba”, hasta que conoció a Antonio, su profesor de física y química, que la hizo pensar y decidir cuál podía ser su profesión y pasión. Sus continuas preguntas, los porqués de las cosas, la curiosidad de saber más…nunca era suficiente. Bachillerato y su padre fueron lo que necesitó para dar el paso y estudiar ciencias puras. Al principio, era todo un mar de dudas, pero eligió su pasión y acertó. 

Mi tía me habla de las cosas que hace, y es como escuchar a un mago, pero no lo es, es científica. Aunque ellas no lo saben, escuchaba como contaba a mi madre, mientras tomaban un café, el proyecto en el que estaba trabajando ahora. 

Yo hacía que jugaba a la Nintendo Switch. Por lo que pude entender, es un proyecto de medicamentos que se utilizan para personas con Alzheimer y otros problemas de neuronas. Y lo que está haciendo, son medicinas que no provoquen tantos problemas en esas personas. A mí no me extrañaron esas palabras, porque he visto con mis padres las noticias y sé qué es el “Alzheimer”. 

Después, fuimos de compras al centro comercial, y vi que salía mucho humo de una chimenea y pregunté qué era aquello. Mi tía que además de científica, es una gran maestra, me explicó que era el humo de alguna cocina de algún restaurante o de los aparatos de aire del centro comercial, y ya de paso, me dijo: “¿sabes una cosa, Carmen? Yo he trabajado en un proyecto llamado “Nuevas arquitecturas moleculares para la fijación y transformación catalítica de CO2 basadas en hemilabilidad, cooperatividad y no inocencia. Aplicaciones en reducción y carboxilación”. 

Vale, dije yo, pero no tenía muy claro qué me quiso decir y creo que al ver mi cara de no entender nada, y con una risilla entre burlona y amorosa, me dijo: regeneramos CO2 en moléculas útiles o reducimos ese CO2. Entendí la mitad, pero ya si la debí convencer, porque no siguió explicando ese proyecto. 

Le pedí que me contara más cosas sobre su trabajo y me contó que habían hecho un nuevo material que tenía propiedades magnéticas, lo que la hizo conseguir tener una portada en una revista de ciencia ¡Mi tía es como una estrella de la música!, le dije yo. 

Pero no, me aclaró, riéndose a carcajadas, que estaba muy lejos de ser una estrella de la música y ya riéndose con mi madre las oí decir: ni ganar lo mismo que una estrella de la música. Pero lo que yo entendí mejor y me parece alucinante es que tiene una patente internacional, (mi padre me ha explicado que una patente es algo así, como una idea o descubrimiento y si alguien quiere utilizarla, debe pagar un dinero a mi tía). Bueno, pues bien, esa patente consiste en que, con el hueso de aceituna, estudiaron qué parte era el mejor para usar e hicieron materiales, como el silestone, de las encimeras, de las cocinas, que ahora se hacen con materiales tóxicos para los trabajadores que las hacen y con ese hueso de aceituna, ya no será tóxico. 

La conversación se acabó aquí, porque cuando mi madre vio que abría la boca para preguntar más, me miró con cara de aquí se termina esta conversación o no seas pesada, no sé muy bien qué quiso decirme, pero entendí que había llegado el momento de meter mi helado en la boca y dejar que los mayores siguieran “con sus cosas”. 

Como os decía, quizás nunca oigáis hablar de ella, pero lo que sí tengo claro, es que mi tía Ana, está cambiando el mundo, y además es un crack jugando conmigo al Just dance.

Carmen del Olmo Rossiñol. Alumna de 4º de Educación Primaria